23 noviembre 2010

Un día común magicamente normal.

Hoy me despierto queriendo cambiar mi vida, intentando darle un giro de 180°, intentado buscarle una salida a todo.
Recuerdo mis noches de gloria, de olvido, quizás de que más que en este momento no recuerdo.
Ver como caen mis amigos, ver como casi no me quieren ver, ver como gano enemigos, como juzgo palabras las cuales no tengo pito que tocar.

Hoy me despierto buscando un escape, sin empezar por la solución.

Tu eres el que siempre está asfixiándose Troyano
Tu eres el que siempre está herido y deshecho
Borracho en inmoralidad
Valium y vino de cereza
Coca y éxtasis
Vas a perder la cabeza

Entiendo la fascinación
Me ha pasado una, o dos, o más veces
Pero si no cambias tu situación
Entonces morirás, morirás, no mueras, no mueras
Por favor no mueras

(Commercial for Levi – Placebo)

Espero despertar, espero pararme, que mis piernas respondan, aunque no les mande señal, que la rutina las haga moverse.
Pero nada, solo tengo que moverlas yo.
Camino al colegio, camino a estar ahí, hasta que la hora acabe, aguantándome las ganas de gritar y patear. Realizando la misma rutina todos los días, viendo las mismas caras, escuchando comúnmente las mismas conversaciones.
Haciéndome más amiga de mis amigos, pensando en mis pensamientos, actuando sin pensar y las otras mil cosas que para mi son pan de cada día.



-          Yo, solo quiero ser feliz –

En una de esas conversaciones salió, le salió del corazón, pude sentir como la Fran lo decía tan en serio, tan de su alma.
Si tan solo pudiera dárselo, si tan solo pudiéramos tenerlo.

¿Por qué nos envolvemos en los problemas sin actuar más allá?
Yo quiero ir más allá, pero a mi parecer tengo algunas cadenas atadas.
Me escapo, de aquellas conversaciones, no es que no quiera escucharlas, es solo que me hacen pensar, me siento mal de lo tonta que soy, de lo susceptible que me pongo a veces, o de que talvez me llegan un poquito esas conversaciones.

También  puede ser que no se consolar, que no se ayudar a alguien, en vez de hablar solo estoy allí, abrazo y a veces me pongo atenta, pero no puedo hacer mucho, no sé hacer mucho más que eso.

Ese es mi escape, mientras planeo algo mejor, pero planeo mucho.
La Amanda me dice eso, me dice que en vez de planear, debería dejar que suceda, hacerlo, sin pensar mucho.
Pero no puedo, me limito, quiero que sea perfecto, que me llene completamente, que simplemente no puedo dejar de hacerlo.
Mentiras, nunca he planeado algo en mi vida, siempre actúo de acorde a la situación que se viene, o a veces ni si quiera acorde, según me surja.
A veces es bueno planear y otras veces es bueno no hacerlo. Me parece que eso se llama equilibrio.

Entonces busco mi equilibro, voy en busca de él.
Me pongo mis audífonos y veo el cielo, a pesar de estar en el colegio, logro irme en una buena volá.
Veo las nubes, veo como todo corre, camina y hasta a veces se queda ahí inmovilizado.
La gente viene y va, pregunta que pasa y yo con una sonrisa digo que nada, que por primera vez me alegra estar sola, y no es porque lo necesite.
Pero entonces ahí viene, después de que suena la música en Ed. Física, viene lo que todos esperaban, lo que el público pedía, lo que mi cuerpo necesitaba.
Y me destruí, caí. Señoras y señores: me rompí.
Realmente no quería, ahí empecé a estar sola porque lo necesitaba, no porque me hacia sonreír, empecé a esquivar gente porque no quería que me viera así, y no quería nada realmente, nada que no fuera algo con mi persona, sola.

Contaba los minutos para irme, y en esas se acerca la Mary.

-          No hagai nada porfá.

Que fuerte, que… a la vena.

Entonces, llego el momento, momento feliz, momento de irme.
Me demore cinco segundos y ya estaba afuera del colegio, caminando no sé donde pero rápido.

Entonces paré, pensé que podía hacer, y me dije: iré a comer.
Saque mi poco y nada de plata, y compre mucha comida, la cual me fui a comer al paradero.
Era muy temprano, realmente no quería irme a mi casa, no quería llegar.
En eso nuevamente estoy caminando, mi cuerpo respondía a mis impulsos, a todos.

De un momento a otro estaba comprando cigarros, pero a completos desconocidos (ese día tenia la cara más de pendeja que pudiera tener)
Me regalaron uno y pude seguir, di una nueva vuelta al colegio y me fui, como si esperara algo o a alguien.
Nuevamente me fui a esa plaza que llega a dar pena, pero tenia que, estaba olvidada y para pasar penas es un buen lugar.
Me senté y comí un poco más.
Después llegaron unos pequeños de mi colegio con los que ni hablo pero no aguante más al ver que tenían cigarros, pedí uno y me fui.
Si lo sé soy una barsa.

Entonces mi camino a casa estuvo completo.

Llegando, comí nuevamente, sin tener hambre.
Y esta vez mi cuerpo no aguanto el exceso de comida pidiendo desecharlo de la forma más digna posible: el asqueroso siempre digno, vomito.

El esfuerzo me dejo completamente cansada y tome una siesta. ¡Pero que buena siesta!
Como nuevamente y me dirijo a mi cama a pensar en el día, a dormir  y a quien sabe cuantas cosas se pueden hacer en una cama.

-          -   -

Hoy me despierto pensando como podré cambiar mi vida, como lograré realizar mis sueños como podré pensar antes de actuar.
Pero no saco nada, estoy atrasada y el tiempo es oro.

MENTIRAS
El tiempo es rutina y ante eso no hay nada, realmente n a d a  que podamos hacer.
Entonces como todos los días, como todas las semanas, como todos los meses y como todos los años que he vivido y que me quedan por vivir espero que el cuerpo reaccione para no mandar la señal, la que no puedo mandar, ya que no quiero.
Pero nada.

Lamentablemente el cuerpo no es el que se acostumbra a la rutina, es la maldita mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario